La sociedad secreta del embutido
La Choricuncia
Como a todo Colombiano, de vez en cuando nos dan ganas de algo salado, sea un paquete de papas, una carne asada, o ¿Por qué no? Un choricito con arepa.
Siempre he pensado que aunque se ve mal y es malo matar un ser vivo, nuestro instinto natural es comer carne (o por lo menos yo no podría dejar de comer carne aunque quisiera), es entonces cuando decidimos comer en algún sitio, pero obviamente queremos y esperamos que sea limpio y delicioso, porque como creo, a muchos les ha pasado y a mí también me pasa, pensamos en lugares que si son muy baratos es comida de perro, si es muy caro es carne importada, pero la verdad con el chorizo es que tradicionalmente no necesitamos ni que sea de perro, pero tampoco que sea carne fina, se espera que sea carne de cerdo bien preparada y sazonada, obviamente como solo el colombiano lo hace.
La Cuncia o anteriormente conocida como La Concepción es un corregimiento del departamento del Meta ubicado en la vía Villavicencio – Acacias, en los últimos años conocido ya como choricuncia o puerto chorizo por todos los locales de chorizos que se encuentran al lado de la carretera que hacen muy fácil reconocerla.
Este lugar lo conozco muy bien ya que yo me crie ahí, prácticamente mi hermano y yo nacimos y crecimos en La Cuncia hasta que tuvimos que irnos por motivo del trabajo de mis padres, pero igualmente seguimos conservando nuestra casa allí. Cada vez que hay oportunidad de viajar, bajamos al llano a visitar amigos y familiares, a disfrutar del clima llanero y ¿Por qué no?, a comernos un chorizo.
En La Cuncia se venden cantidades enormes de chorizos al día, se ha vuelto muy conocido en mi tierra de los llanos orientales, y de vez en cuando veo un letrero como “Chorizos de La Cuncia” en algún lugar diferente al acostumbrado.
Finalmente, decidí comprobar y documentar fielmente como preparaban un chorizo desde sus inicios, hasta llegar a la venta. Esta serie fue hecha en una de las muchas tiendas de “chorizos de La Cuncia que hay en La Cuncia (valga la redundancia), todo hecho y procesado por el dueño de la tienda, Don Pedro
